sábado, 16 de agosto de 2008

La Charca de las Ranas

El momento cumbre de la actuación.

Una de esas cosas que siempre me ha apetecido hacer desde hace tiempo inmemorial es ir a un ballet. Y desde luego una buena forma de estrenarse es con el Lago de los Cisnes de Piotr Ilich Tchaikovsky, uno de mis compositores favoritos. Ruso tenía que ser... En fin, un amigo mío de la Universidad que lleva una intensa vida cultural, exprimiendo Londres al máximo como si fuese una fruta madura, me ofreció acompañarle a semejante evento. Después de haberle dejado plantado en unas cuantas ocasiones ya mi conciencia me remordía, así que decidí aplacarla :) Allá que nos fuimos a la Royal Opera House. Cogimos las entradas más baratas, en la más alta grada de todo el teatro, con eso que llaman eufemísticamente visión reducida. Cosas de la vida del estudiante.

Prodigio de flexibilidad y fuerza.

Lo que me sorprendió a primera vista es que el montaje corría a cargo de la Guangdong Acrobatic Troupe of China, algo que me llamó la atención por inusual. No esperaba a la compañía de ballet del Bolshói, pero no pensaba a priori que el ballet clásico fuera la especialidad de los chinos. En cierto modo estaba en lo cierto, porque en realidad este espectáculo era una mezcla entre un ballet y un circo chino con música de Tchaikovsky de fondo. Sin embargo, no nos llevemos a engaño, es un espectáculo visualmente muy atrayante y colorido, y la puesta en escena me agradó. Pero no es un ballet clásico, y creo que esta afirmación es justa.

¿Por qué titulo entonces la entrada como "la Charca de las Ranas"? Pues no es por desprecio a la actuación como os podéis pensar, es porque en una de las piezas cumbre del ballet no hay cisnes, hay ... ranas. ¡Qué quereis que haga! Para mostraros lo que digo os dejo al final el anticipo que ha subido la Royal Opera House a Youtube. Tengo que decir que el de las ranas es uno de los números mas divertidos. Hay momentos en los que se mezclan malabarismos imposibles y humor oriental, este es uno de ellos y las protagonistas cuatro ranas acróbatas. Puede que Tchaikovsky se revuelva en su tumba o puede que esboce una sonrisa nunca se sabe. Pero en todo caso es una fusión curiosa entre elementos procedentes de oriente y occidente.

Otro momento muy estético y muy innovador.

Pero fuera de dudas y para despejar las reticencias de aquellos críticos que dudaban de los credenciales de esta compañía para hacer ballet, el coreógrafo ha osado introducir elementos acrobáticos de gran belleza, como el que podéis ver al comienzo de la entrada de hoy. Durante varias piezas Odette reposa todo su peso sobre los fornidos hombros y la cabeza del príncipe Sigfrido.

Por último, destacar algunos juegos malabares estupendos a cargo de dos bailarines, y las coreografías colectivas tan del gusto de la cultura china. Se les da bien todo lo colectivo... cuando lo pienso a veces me recorre la espalda un sudor frío y pienso en una colmena Borg. En fin, sabréis disculpar las paranoias de un neófito en esto del ballet. Personalmente, para mi el ballet es un espectáculo fascinante, y tal vez por eso esperaba más ballet y menos Cirque du Soleil made in China.

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