lunes, 7 de abril de 2008

Pantomima Londinense II

Continuamos con el desfile de mimos que iniciamos en la entrada anterior. Ya os dije que había para dar y tomar, espaciados entre si cada cinco metros. Se trata de un fenómeno gremial muy curioso. Al producirse una agregación de la oferta en un mismo lugar la gente se para a mirar, se lo toma con calma y acaba echando monedas por aquí y por allá. Por separado no pasarían de ser un punto aislado en una ciudad enorme como es Londres, en su caso la unión hace la fuerza. Y aunque compiten por llamar tu atención esa competencia favorece una escalada en la creatividad. Como os podeis imaginar no era el único en andar haciendo fotos :)

La estatua al pecador, digo el mimo-monumento.

El artista inmortaliza a su publico que a su vez le inmortaliza a él.

Empezamos el desfile de hoy con el mimo-monumento. Un mimo muy logrado, con su valla metálica, su pedestal y su placa en donde pone sus méritos: sinner (pecador). No cabe duda, un mimo muy sincero. Su inmovilidad hace que parezca una estatua de bronce de verdad, hasta que te acercas. Para que veais que encima tiene sentido del humor cuando empezamos a fotografiarlo decidio hacer lo mismo con nosotros usando la cámara de su móvil.
El mimo-cowboy impávido, impasible... insulso.

El mimo-cowboy es un poco estoico, y tampoco me pareció un modelo excepcionalmente original. Demuestra la tendencia que apuntabamos en nuestra anterior entrada por los tonos metalizados, en este caso ha elegido el dorado.
El otro mimo-clown con su porra.

Paseando nos topamos con otro tipo de mimo-clown, en este caso un cruce entre Chaplin, un policía británico y una bailarina de ballet. Aunque no se aprecia en la foto la porra que lleva econde en su interior un plumero con el que ataca a los transeuntes indefensos. Este es un ejemplar más bien jocoso e hiperactivo para ser un mimo. Pero a fuerza de ser esperpéntico resulta original.
El mimo-pseudoveneciano con sus rayos dorados a juego con sus cabellos.

Un clásico ejemplo de mimo-pseudoveneciano impasible con su máscara solar de tipo carnavalesco. No es de mis favoritos, pero hay que dejar constancia de que estaba allí. Parece que también el se decanto por el dorado, mala temporada en el desfile para los dorados.
El mimo-macabro, me prgunto si pertenece a una tribu de inadaptados sociales.

El mimo-macabro es una especie de incomprendido social sobre un pedestal. Su elección de atuendo de corte siniestro junto con esa máscara cadavérica no creo que animen a los transeuntes a echar monedas... ¿quien sabe? A lo mejor algún suicida despistado viendole se acuerda de que iba a tirarse por el puente y le deja unas monedas de despedida. Le falta la elegancia metafórica de la muerte de el Septimo Sello de Ingmar Bergman.
El mimo-gandalf con su bastón-bocina.

Topamos con el mimo-gandalf que pretendía capitalizar las buenas tendencias del plateado y la moda de la literatura fantástica. Desafortunadamente en esta ocasión tanto plateado resulta visualmente engorroso y lastra la caracterización del mago. En el extremo de su bastón usaba una bocina como Harpo Marx pero con menos gracia.

Y este es el resumen de un pequeño paseo por la ribera del Tamesis una fría mañana de primavera. Con esto se acabó el desfile, y también mi chollo para escribir dos entradas por el precio de una... ;)

4 comentarios:

Carlos dijo...

Vaya calle más concurrida... yo desde luego me quedo con el mimo-monumento, al menos en foto parece el más logrado, y también es muy original.

Por cierto... no sé si es que escribes cosas y las publicas unos días más tarde, o si Google Reader me avisa tarde sólo de tus entradas. Normalmente tarda una hora en avisarme, pero hoy ha dicho que habías puesto algo nuevo... y veo que la fecha de tus entradas es de hace 4 días :S

Rodrigo Garcia Carmona dijo...

Lo mismo que Carlos, me he enterado ahora de tus entradas. :S

Por cierto, el mimo siniestro me recuerda al Doctor Muerte. :P

Sir Lamorak de Gales dijo...

Si, a veces es cosa de Blogger que pone la fecha en que empezaste a escribir la entrada, y otras veces soy yo que la modifico e intento distribuirlas uniformemente a traves del calendario. Por ejemplo, cuando publico tres de golpe no me gusta que aparezcan el mismo dia.

Espero que no os moleste, al fin y al cabo vosotros sois de los que usais google reader y os enterariais aunque le pusiera una fecha de hace seis meses... ja ja ja

Carlos dijo...

No molesta, era por saber si Google Reader funcionaba muy mal, o si era cosa de que no ponías la fecha de publicación, sino la de cuando creaste la entrada, etc.